miércoles, 20 de mayo de 2009

23/01 - En la Cordillera. La Paz


Apenas pude dormir un poco, tengo hambre y cansancio, pero estamos en plena cordillera boliviana acercándonos a La Paz, la capital más alta del mundo, ahora por pavimento y más rápido (ya hicimos diez horas por camino de tierra). La inmensidad de estas montañas y lo chico de los pueblos por los que pasamos, nos confunden.

Cuando ya no dábamos más del viaje, nos dábamos cuenta que todavía faltaba. Terrible descompostura de una de las amigas porteñas con todo incluido, y ambiente ácido y ya insoportable. El remedio: paciencia. Estamos viajando, que es lo único que queremos.

Después de 19 horas llegamos a La Paz, inmensa, impresionante. También impresionante es el clima y las costumbres que tiene la gente y cómo la ciudad está toda acostada sobre un valle y se extiende por sobre las montañas que la rodean, una casa arriba de la otra.

Me falta mucho el aire acá, pero por suerte la compañera porteña (Vero) se recuperó un poco. Estamos a 3600 metros de altura, en una ciudad llena de gente, autos y smog; por lo tanto, para ahogarse solo hay que hacer un mínimo esfuerzo físico.

Comimos los seis (más otro compañero porteño que se nos sumó) en la misma terminal; llamada al viejo y llegamos caminando (e intentando respirar) a un hostel internacional muy bueno, previo haber sacado los boletos a Cusco para mañana. Ya estamos allá.

Caminata agitada por las calles de La Paz con los bolsos, muy duro y totalmente ahogados.
Dejamos las cosas en el hostel, nos instalamos y salimos a caminar con los muchachos para el centro y al estadio Hernando Siles, mítico. Tuvimos una suerte increíble y nos dejaron pasar hasta el césped. Terrible lo nuestro.

Más tarde, caminata todos juntos a los lugares históricos de la ciudad, cena tranqui en el hostel, pequeña guitarreada y a dormir. A las 6 hay que prepararse para salir nada menos que a Cusco, el corazón de América. A un paso de nuestro objetivo soñado.

Llegada a La Paz (me hace acordar a Unquillo)