Por confundirnos con la hora otra vez, tuvimos suerte y tomamos un colectivo anterior.
Entrando a la Puna todo cambia, todo: la montaña, los colores, la gente, el aire se hace cada vez menos.
Como a las 13 hs. nos caímos del país y entramos a Bolivia. El paso fronterizo: muy coplicado, más para mí que todavía soy menor (solo 20 años). Los chicos ya tienen 21 así que pasaron mucho más rápido.
Villazón, ciudad frontera, ya refleja todo lo que es Bolivia en su parte indígena: un país extremadamente pobre pero rico; oprimido pero digno; áspero y rudo pero alegre a su modo.
Ya no vamos a bajar de los 3500 metros de altura y espero que se acostumbre el cuerpo.
Ahí en Villazón comimos un pollo con papas y arroz, con unas amigas de Buenos Aires que conocimos.
A las 18:30 hs salimos directo a La Paz en un colectivo típico boliviano, por tierra, a tripa y corazón, 16 horas (que iban a ser más).
Otra noche en colectivo haciendo un surco en Bolivia, pero nos acercamos al objetivo a pasos agigantados.
viernes, 20 de febrero de 2009
21/01 - Amanece en la ruta. Tilcara.
Ya estamos hace rato sobre nuestra amiga la ruta. Hoy esperamos llegar a Tilcara, recorrerla y después las ganas dirán hacia dónde y cuándo encaramos, sin perder de vista nuestro máximo objetivo: Machu Picchu.
San Salvador: la terminal es horrible. Después de varias idas y vueltas sacamos pasajes a Tilcara para las 3 de la tarde y comimos unas pizzas por $4 cada una: ya estamos en el norte.
El viaje se empieza a poblar de anécdotas imposibles de recordar todas. Seguramente después no nos acordamos un carajo y contamos 1/4 de las cosas.
En viaje a Tilcara, el colectivo empezó a subir y ya no bajaremos por varios días. La Quebrada, enorme, está entre nosotros y sus sombras, nubes y colores nos tapan.
Tilcara, la linda de la Quebrada, joven y multicultural. Estamos a 2500 metros y a respirar más despacio.
Mañana salimos a las 11 directo a La Quiaca para acercarnos lo más rápido posible al objetivo. Dormimos en un hostel después de unas cervezas, un par de caminatas y un brindis por todo esto, por los amigos, por la familia, por más, por lo que viene y se va.
20/01 - Despedida y partida. Kilómetro 0
Con la mochila al hombro (prestada) saludé a mi familia entera a las 7 de la tarde, y con el compañero Nachito Fúser II caminamos hasta la Terminal de Unquillo para encontrarnos con el compañero Chayanne y tomar el colectivo a Córdoba.
Espera de 45 minutos allá, llamados, mensajes de despedida y partimos rumbo a San Salvador de Jujuy, la Tacita de Plata.
Con toda la ansiedad y la seguridad de que va a ser un viaje que nos va a abrir y quemar la cabeza, nos tiramos a la ruta en el VIA TAC manteniendo una única dirección: el norte.
"Me alegra dejar atrás lo que llaman la civilización, y estar un poco más cerca de la Tierra"
Espera de 45 minutos allá, llamados, mensajes de despedida y partimos rumbo a San Salvador de Jujuy, la Tacita de Plata.
Con toda la ansiedad y la seguridad de que va a ser un viaje que nos va a abrir y quemar la cabeza, nos tiramos a la ruta en el VIA TAC manteniendo una única dirección: el norte.
"Me alegra dejar atrás lo que llaman la civilización, y estar un poco más cerca de la Tierra"
Un año atrás
Ese tiempo hacía que veníamos pensando en este viaje. Ahorrando cada moneda. En principio nos íbamos algún dia de enero de 2009 con el compañero Nachito, pero en diciembre se sumó el compañero Teto Chayanne Martinelli. Eramos tres decididos, mejor. Un demente más.
En realidad el norte argentino y más que nada, un poco mas allá, Machu Picchu daba vueltas en nuestra cabeza todos los días desde hacía 2 o 3 años. Yo confieso que dudaba de llegar por el tema monetario y de tiempo. Lo veía lejos, esquivo, inaccesible. Vaya ingenuidad.
El año pasó y el convencimiento, por alguna extraña razón, se hacía cada vez más fuerte. No veíamos la hora de irnos.
En ese mismo diciembre fui a sacar los pasajes directo a Jujuy para los tres. Ya estábamos allá. El primer paso del camino de mil millas, estaba dado. La fecha de partida: el 20 de enero.
Así pasaron los días de enero y al volver de vacaciones con mi familia, tenía 3 días para juntarnos con los muchachos y preparar todo. Así fue.
Llegó el día, el principio del sueño. Un viaje hacia los confines más remotos del espíritu, para empezar a usar las frases de nuestra película, que nos motivaba cada más a viajar después de cada vez de verla: Diarios de Motocicleta. Bienvenidos a la historia de nuestro viaje, de nuestro divagar por Latinoamérica.
En realidad el norte argentino y más que nada, un poco mas allá, Machu Picchu daba vueltas en nuestra cabeza todos los días desde hacía 2 o 3 años. Yo confieso que dudaba de llegar por el tema monetario y de tiempo. Lo veía lejos, esquivo, inaccesible. Vaya ingenuidad.
El año pasó y el convencimiento, por alguna extraña razón, se hacía cada vez más fuerte. No veíamos la hora de irnos.
En ese mismo diciembre fui a sacar los pasajes directo a Jujuy para los tres. Ya estábamos allá. El primer paso del camino de mil millas, estaba dado. La fecha de partida: el 20 de enero.
Así pasaron los días de enero y al volver de vacaciones con mi familia, tenía 3 días para juntarnos con los muchachos y preparar todo. Así fue.
Llegó el día, el principio del sueño. Un viaje hacia los confines más remotos del espíritu, para empezar a usar las frases de nuestra película, que nos motivaba cada más a viajar después de cada vez de verla: Diarios de Motocicleta. Bienvenidos a la historia de nuestro viaje, de nuestro divagar por Latinoamérica.
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